martes, 10 de febrero de 2015

CAPACITADOS PARA DISCERNIR ENTRE LA VERDAD Y EL ERROR




"Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz." (2 Corintios 11: 13, 14).

La verdad es eficaz y, al obedecerla, es poder que transforma la mente a la imagen de Cristo. La verdad tal cual es en Jesús es la que sensibiliza la conciencia y convierte la mente y el corazón mediante el Espíritu Santo. Sin embargo, hay muchos que, careciendo de discernimiento espiritual, toman la letra desnuda de la Palabra y la encuentran desprovista del Espíritu de Dios, lo cual no vivifica la mente ni santifica el corazón. Pueden ser capaces de citar el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, y conocer las órdenes y las promesas de la Palabra de Dios, pero a menos que el Espíritu Santo afirme la verdad en el corazón e ilumine la mente con la luz divina, nadie caerá sobre la Roca y será quebrantado, porque él es el agente divino que vincula al creyente con Dios.

Sin la iluminación del Espíritu de Dios no estaremos en condiciones de discernir entre la verdad y el error. En consecuencia, caeremos en las trampas y los engaños maestros que Satanás armará para el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del enemigo probarán nuestra fe. Satanás obrará milagros en presencia de la bestia, y engañará "a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia" (Apoc. 13: 14).

Pero, aunque el príncipe de este mundo cubra la tierra de oscuridad y tinieblas, el Señor manifestará a la gente su poder de conversión. Hay una obra que todavía debe hacerse, similar a que se realizó en ocasión derramamiento del Espíritu Santo en los días de los discípulos, cuando predicaron a Cristo y a Cristo crucificado. Muchos se convertirán en un solo día, porque el mensaje; avanzará con poder. Por esto puedo decir: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo" (1 Tes. 1: 5). Es el Espíritu Santo el que conduce a los creyentes a Cristo, por cuanto él toma los asuntos de Dos y los muestra a los pecadores. Jesús dijo: "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16: 14).- Review and Herald, 29 de noviembre de 1892

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