La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los
simples. Salmos 119:130.
Cuanto más a menudo se lee el Nuevo Testamento, más instructivo
es. Ninguno se cansa de sus palabras hermosas, porque son
semejantes a piedras preciosas. Cuanto más profunda sea la
investigación que se haga en ellas, tanto más nueva y más
espléndida será la luz reflejada por las mismas. Cuanto más
estudiemos la Palabra con corazón sencillo y confiado, más
comprenderemos la senda por la que debemos andar a fin de
alcanzar el Paraíso de Dios.
Recibimos vida de Cristo mediante el estudio de su Palabra. “En
él estaba la vida”; vida original, no prestada. Es la fuente de
vida. Recibimos vida del Salvador, quien la vuelve a tomar. La
vida que nos ha sido dada por Dios debiera ser utilizada de la
mejor manera, porque como instrumentos humanos estamos formando
nuestro propio destino. Necesitamos escoger sabiamente para
asociamos con quienes nos capacitarán mejor, en cuerpo, alma y
espíritu, para alcanzar el país futuro, el celestial. Al elegir
compañeros no debiéramos colocamos bajo influencias que pudieran
ser de algún modo desfavorables en la formación de los
principios puros y correctos, porque necesitamos toda la ayuda
que podamos obtener a fin de que en nuestras asociaciones
podamos desarrollar caracteres de acuerdo con la semejanza de
Cristo.
Cristo dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en
mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre
en su trono”. Apocalipsis 3:21. Hay tentaciones que debemos
enfrentar. Si cedemos a ellas estaremos del lado perdedor, y al
experimentar la derrota vez tras vez, llega a ser un hábito
hacer lo erróneo en lugar de hacer lo correcto. De esta manera
revelamos que hemos escogido desarrollar los principios y
atributos de Satanás más bien que los principios y atributos de
Jesucristo...
Un cristiano no escogerá como objeto de sus afectos a quien, con
su conducta, menosprecie a Jesucristo crucificando diariamente
al Hijo de Dios y exponiéndolo al vituperio. Con sus acciones y
conversación los tales revelan que no tienen respeto por quien
dio su vida por la vida de la humanidad y soportó la pobreza y
la tentación, fue abnegado y se sacrificó por ellos. Durante
toda su vida terrenal fue menospreciado y se lo comprendió mal,
aun entre los miembros de su propia familia.
Satanás estaba constantemente sugiriendo a sus hermanos, los
hijos de José, críticas acerca de quien parecía tan distinto a
ellos. Rehusó cada invitación al mal, porque no se lo podía
persuadir a que aceptara hacer lo malo o a desviarse en lo más
mínimo del “escrito está”. Parecía tener la Escritura atesorada
en el corazón y la mente. Rara vez reprendió la conducta de sus
hermanos, pero siempre tuvo una palabra de Dios para decirles:
“Escrito está”.—Manuscrito 2, del 9 de febrero de 1896, sin
título.*
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