miércoles, 18 de marzo de 2015

Se necesitan obreros

Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Marcos 13:34.
Los ángeles de Dios están preparados y esperando para acompañar a hombres humildes que, con sus Biblias en la mano, vayan a aquellos que no tienen la luz a fin de leerles un “así dice el Señor”.
Se necesita a los que tienen el don del canto. La melodía de la alabanza es la atmósfera del cielo. A menudo, mediante las palabras de los himnos sagrados se han abierto los manantiales del arrepentimiento y la fe. El canto es uno de los medios más efectivos para impresionar la verdad espiritual sobre el corazón.
Salgan pequeños grupos de obreros como misioneros del Señor y hagan lo que Cristo ordenó a los primeros discípulos que hicieran. Vayan a los diferentes lugares de nuestras ciudades, de dos en dos, y den el mensaje de advertencia del Señor. Cuenten a la gente la historia de la creación, y cómo al finalizar su obra el Señor descansó en el día sábado y lo bendijo, colocándolo aparte como un monumento conmemorativo de su obra.
Los miembros de iglesia, tanto jóvenes como adultos, debieran ser educados para salir a proclamar este último mensaje al mundo. Si lo hacen con humildad, los ángeles de Dios irán con ellos, enseñándoles cómo elevar su voz en oración, cómo entonar himnos y cómo proclamar el mensaje angélico para este tiempo. No tenemos un solo momento que perder...
¿Quién aceptará la obra de enseñar la verdad bíblica a los ancianos y jóvenes? ¿Quién llevará el mensaje, siguiendo el plan de trabajo de Cristo?... Hay muchos en todas las ciudades que necesitan de los pastores evangélicos. Necesitamos hombres que lean la verdad, que practiquen la verdad y expliquen la verdad.
Mis hermanos, Cristo os llama. ¿Quién escuchará su voz? ¿Llegarán a ser sus mensajeros? ¿Buscarán las ovejas perdidas? ¿Estarán dispuestos a enseñar la Palabra con toda humildad y fervor a los que la escuchen?
Jóvenes y señoritas, acepten la obra para la cual Dios los llama. Cuenten la maravillosa historia de la cruz. Cristo los guiará y les enseñará a usar sus habilidades con buenos propósitos. En la medida en que reciban la influencia vivificante del Espíritu Santo, y busquen enseñar a otros, sus mentes serán refrescadas y estarán capacitados para presentar palabras que resultarán nuevas y extrañamente hermosas a sus oyentes. Oren, canten y hablen la Palabra...
Gozarán de libertad espiritual quienes se consagren sin reservas, y la gracia vivificante de Cristo proporcionará luz, paz y gozo. La influencia salvadora de la verdad santificará el alma del receptor.—Carta 108, del 18 de marzo de 1907, dirigida “A nuestros hermanos que están en Graysville, Tennessee”.*

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