Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio
autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero
mandó que velase. Marcos 13:34.
Los ángeles de Dios están preparados y esperando para acompañar
a hombres humildes que, con sus Biblias en la mano, vayan a
aquellos que no tienen la luz a fin de leerles un “así dice el
Señor”.
Se necesita a los que tienen el don del canto. La melodía de la
alabanza es la atmósfera del cielo. A menudo, mediante las
palabras de los himnos sagrados se han abierto los manantiales
del arrepentimiento y la fe. El canto es uno de los medios más
efectivos para impresionar la verdad espiritual sobre el
corazón.
Salgan pequeños grupos de obreros como misioneros del Señor y
hagan lo que Cristo ordenó a los primeros discípulos que
hicieran. Vayan a los diferentes lugares de nuestras ciudades,
de dos en dos, y den el mensaje de advertencia del Señor.
Cuenten a la gente la historia de la creación, y cómo al
finalizar su obra el Señor descansó en el día sábado y lo
bendijo, colocándolo aparte como un monumento conmemorativo de
su obra.
Los miembros de iglesia, tanto jóvenes como adultos, debieran
ser educados para salir a proclamar este último mensaje al
mundo. Si lo hacen con humildad, los ángeles de Dios irán con
ellos, enseñándoles cómo elevar su voz en oración, cómo entonar
himnos y cómo proclamar el mensaje angélico para este tiempo. No
tenemos un solo momento que perder...
¿Quién aceptará la obra de enseñar la verdad bíblica a los
ancianos y jóvenes? ¿Quién llevará el mensaje, siguiendo el plan
de trabajo de Cristo?... Hay muchos en todas las ciudades que
necesitan de los pastores evangélicos. Necesitamos hombres que
lean la verdad, que practiquen la verdad y expliquen la verdad.
Mis hermanos, Cristo os llama. ¿Quién escuchará su voz?
¿Llegarán a ser sus mensajeros? ¿Buscarán las ovejas perdidas?
¿Estarán dispuestos a enseñar la Palabra con toda humildad y
fervor a los que la escuchen?
Jóvenes y señoritas, acepten la obra para la cual Dios los
llama. Cuenten la maravillosa historia de la cruz. Cristo los
guiará y les enseñará a usar sus habilidades con buenos
propósitos. En la medida en que reciban la influencia
vivificante del Espíritu Santo, y busquen enseñar a otros, sus
mentes serán refrescadas y estarán capacitados para presentar
palabras que resultarán nuevas y extrañamente hermosas a sus
oyentes. Oren, canten y hablen la Palabra...
Gozarán de libertad espiritual quienes se consagren sin
reservas, y la gracia vivificante de Cristo proporcionará luz,
paz y gozo. La influencia salvadora de la verdad santificará el
alma del receptor.—Carta 108, del 18 de marzo de 1907, dirigida
“A nuestros hermanos que están en Graysville, Tennessee”.*
No hay comentarios:
Publicar un comentario