jueves, 19 de diciembre de 2019

DEVOCIONAL NUESTRA ELEVADA VOCACIÓN "La lucha contra viento y marea", 19 de diciembre



Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:11, 12. Nuestro benigno Redentor miró hacia el fluir del tiempo y contempló los peligros que rodearían a sus elegidos en los últimos días. ... Si los miembros de la iglesia trabajan fielmente para edificar la causa de la verdad, no escaparán de la lengua del chismoso, de la falsedad y de la calumnia. “Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución”. 2 Timoteo 3:12. Su conducta consecuente e inconmovible es un reproche constante para la incredulidad, el orgullo, el egoísmo del profesante hipócrita. Sus oraciones y amonestaciones perturban su ambición mundana, y se esfuerzan para reprochar a los fieles seguidores de Jesús. Pervertirá, distorsionará y desfigurará los hechos, con el mismo espíritu con que actuaron los fariseos en su oposición a Cristo. Jesús no pierde de vista a su pueblo, que tiene que hacer frente a tantos desánimos. Requiere poquísimo esfuerzo flotar con la corriente popular, pero aquellos que alcanzarán las playas inmortales deben luchar contra viento y marea. Hay una forma de cristianismo—una falsa profesión —que no tiene energía reformadora. Sus poseedores se complacen en oponerse a la fe de otros y en desacreditarla. Su religión no se ve en el mercado, en la familia o en el taller. Su experiencia religiosa corre por los conductos corrompidos del mundo. El verdadero seguidor de Cristo no debería desmayar al recibir reproches de esta clase. El apóstol amado dijo: “Hermanos míos, no os maravilléis si el mundo os aborrece”. 1 Juan 3:13. Y nuestro Salvador les recuerda a sus discípulos: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros”. Juan 15:18. Los que son fieles a Dios no recibirán daño en el reproche o en la oposición. No, más bien así se desarrollarán virtudes que no florecerían en el sol de la prosperidad. La fe, la paciencia, la humildad y el amor brotarán y florecerán en medio de las nubes y de las tinieblas.—The Signs of the Times, 12 de enero de 1882, pp. 20.

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