“Roma aspira a restablecer su poder, a recuperar su supremacía perdida. Que se establezca una vez en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o controlar el poder del estado; que las observancias religiosas pueden ser impuestas por leyes seculares; en resumen, que la autoridad de la iglesia y el estado debe dominar la conciencia, y el triunfo de Roma en este país está asegurado” (El Gran Conflicto, p. 581).
Por primera vez en la historia, los principales líderes de la Comunión Anglicana celebraron su Reunión de Primados en Roma. Esta es la asamblea más importante de la Iglesia Anglicana y a ella asisten arzobispos y obispos presidentes de todo el mundo para discutir y votar sobre asuntos importantes. Los máximos líderes también hicieron tiempo para visitar al Papa Francisco en el Vaticano, donde el Papa pidió una mayor cooperación entre las dos religiones.
El Papa Francisco también declaró Su primacía sobre todo el cristianismo durante sus reuniones con los anglicanos, recordándoles que como “Obispo de Roma”, el Papa está cumpliendo Su “Ministerio petrino”. Esta es la doctrina católica en la que el Papa afirma ser el verdadero sucesor de Pedro y se le considera que tiene jurisdicción suprema y universal sobre todo el cristianismo.
El 2 de mayo de 2024, la Oficina de Prensa del Vaticano publicó las siguientes palabras pronunciadas por el Papa Francisco durante su reunión con el alto clero anglicano:
• “El Señor nos llama a cada uno de nosotros a ser constructores de unidad y, aunque todavía no lo seamos, nuestra imperfecta comunión no debe impedirnos caminar juntos. De hecho, las relaciones entre cristianos... presuponen y exigen de ahora en adelante todas las formas posibles de cooperación práctica a todos los niveles: pastoral, cultural y social, así como el testimonio del mensaje evangélico . Nuestras diferencias no disminuyen la importancia de las cosas que nos unen: no pueden impedir que nos reconozcamos como hermanos y hermanas en Cristo en razón de nuestro bautismo común. En este sentido, expreso mi gratitud por el trabajo de la Comisión Internacional Anglicano-Católica Romana durante los últimos cincuenta años, que ha hecho grandes esfuerzos para superar varios obstáculos que se interponen en el camino de la unidad”. [1]
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