lunes, 27 de mayo de 2024

Nuestra mayor necesidad


Si nos falta fe en el punto en que nos encontramos cuando se presentan las dificultades, nos faltará la fe dondequiera que estemos.

Lo que más necesitamos es fe en Dios. Cuando miramos el lado obscuro de las cosas, perdemos nuestro punto de apoyo en el Señor Dios de Israel. Cuando abrimos nuestros corazones al temor, la senda del progreso queda obstruida por la incredulidad. No abriguemos nunca el sentimiento de que Dios ha abandonado su obra. No habrá que hablar tanto sin fe, ni imaginar que éste o aquél estorba la marcha. Id adelante con fe. Confiad en que el Señor abrirá camino delante de su obra. Entonces hallaréis reposo en Cristo. Si cultiváis la fe, si os ponéis en relaciones normales con Dios, y por oraciones fervientes os identificáis con vuestro deber, seréis usados por el Espíritu Santo. Los numerosos problemas que hoy parecen sin solución, podréis resolverlos por vuestra propia cuenta confiando de continuo en Dios. No es necesario que estéis en dolorosa incertidumbre, pues vivís bajo la dirección del Espíritu Santo. Podéis andar y trabajar con confianza. Debemos tener menos fe en lo que podemos hacer, y más fe en lo que el Señor puede hacer por nosotros, si queremos tener manos limpias y corazones puros. No es vuestro el trabajo que realizáis; es de Dios. Necesitamos más amor, más franqueza, menos sospechas y desconfianza. Debemos estar menos dispuestos a censurar y acusar. Esto es lo que ofende gravemente a Dios. El corazón necesita ser enternecido y subyugado por el amor. El estado de debilidad de nuestro pueblo proviene del hecho de que sus corazones no son rectos delante de Dios. El alejamiento de Dios es la causa de las condiciones difíciles que reinan en nuestras instituciones.

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