Joyas de los Testimonios 3
Debe hacerse un esfuerzo mucho mayor para extender la circulación de nuestras publicaciones en todas partes del mundo. La amonestación debe darse en todos los países y a todos los pueblos. Nuestros libros se han de traducir y publicar en muchos idiomas diferentes. Debemos multiplicar las publicaciones de nuestra fe en inglés, alemán, francés, dinamarqués, noruego, sueco, castellano, italiano, portugués, y muchos otros idiomas; y personas de todas las nacionalidades deben ser iluminadas y educadas, a fin de que puedan participar también en la obra.
Hagan nuestras casas editoriales todo lo que esté a su alcance para difundir en el mundo la luz del cielo. De toda manera posible, llamen la atención de la gente de toda nación y lengua a las cosas que dirigirán su espíritu hacia el Libro de los libros.*****
Debe ejercerse mucho cuidado al elegir a los miembros de una comisión de manuscritos. Los hombres que han de pronunciarse sobre los libros ofrecidos para la publicación, deben ser pocos y bien escogidos. Únicamente aquellos que tienen un conocimiento experimental de lo que es escribir, están capacitados para actuar en este cargo. Deben escogerse únicamente a aquellos cuyo corazón está bajo el control del Espíritu de Dios. Deben ser hombres de oración, hombres que no se ensalcen a sí mismos, sino que amen y teman a Dios y respeten a sus hermanos. Únicamente aquellos que, desconfiando de sí mismos, sean dirigidos por la sabiduría divina, resultan competentes para este cargo importante.
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