Por Gerald Odonnell
Cuando se trata del acto matrimonial, la discusión con los adultos jóvenes, e incluso con los adolescentes, indica que es una actividad íntima que debe reservarse para el matrimonio. Los adultos separan la actividad del matrimonio, convirtiéndolo en simplemente otro acto similar a decirle a un joven, que no es de nuestra fe, que no beba alcohol hasta que sea mayor de edad y sentirse decepcionado con él si bebe antes. Ese acto debería haber sido calificado como algo íntimo, reservado para la edad adulta.
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