lunes, 10 de junio de 2024

Las grandes ciudades


En los campos extranjeros la obra debe llevarse adelante con fervor e inteligencia, sin que se descuide en ningún sentido la obra en los Estados Unidos. No pasemos por alto ni descuidemos los campos que están a la misma sombra de nuestra puerta, como las grandes ciudades de nuestra tierra. Estos campos son tan importantes como cualquier campo extranjero.

El alentador mensaje de misericordia de Dios debe ser proclamado en las ciudades de América. Los hombres y las mujeres que viven en estas ciudades se enfrascan cada vez más en sus relaciones comerciales. Actúan desenfrenadamente en la creación de edificios cuyas torres se elevan hacia los cielos. Su mente rebosa de planes y designios ambiciosos. Dios ordena a cada uno de sus siervos y ministradores: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.” Isaías 58:1. Demos gracias a Dios porque hay unos pocos obreros que hacen todo lo posible para levantar algunos monumentos para Dios en nuestras ciudades descuidadas. Recordemos que es nuestro deber dar aliento a estos obreros. Dios siente desagrado por la falta de aprecio y apoyo que sus hijos dan en esta tierra a los fieles obreros que trabajan en las grandes ciudades. La obra que debe hacerse en este campo es ahora mismo un problema vital. El tiempo actual ofrece la oportunidad más favorable que tendremos para trabajar en estos campos. Dentro de poco la situación será mucho más difícil. Jesús lloró sobre Jerusalén por la culpabilidad y obstinación de su pueblo escogido. Llora también ahora por la dureza de corazón de aquellos que, profesando ser sus colaboradores, se conforman con no hacer nada. ¿Están llevando con Cristo una carga de pesadumbre y constante tristeza, mezclada de lágrimas por las perversas ciudades de la tierra, los que debieran apreciar el valor de las almas? Es inminente la destrucción de estas ciudades, casi completamente entregadas a la idolatría. En el gran día del ajuste final de cuentas, ¿qué respuesta podrá darse por haber descuidado el entrar en estas ciudades ahora? Mientras se lleva adelante la obra en los Estados Unidos, que el Señor nos ayude a dar a los demás países la atención que deben recibir, para que los obreros de estos campos no se vean paralizados e incapacitados para dejar en muchos lugares monumentos para Dios. No permitamos que se absorban demasiados recursos en este país. No continuemos descuidando nuestro deber para con los millones que viven en otras tierras. Obtengamos una mejor comprensión de la situación, y redimamos lo pasado. Mis hermanos y hermanas de Estados Unidos, puede ser que al alzar vuestros ojos para mirar los campos lejanos que están blancos para la mies, recibáis en vuestro corazón abundante gracia de Dios. Los que por incredulidad habéis sido pobres espiritualmente, llegaréis a ser por el trabajo personal ricos en buenas obras. Ya no padecerán hambre vuestras almas en medio de la abundancia, sino que os aprovecharéis de las buenas cosas que Dios tiene en reserva para vosotros. Cuando empecéis a comprender cuán destituídos de recursos están los obreros para realizar la obra en los campos extranjeros, haréis lo que podáis para ayudarles, y vuestras almas empezarán a revivir, recobraréis el apetito espiritual y vuestra mente será refrigerada por la Palabra de Dios, que es una hoja del árbol de vida para la sanidad de los gentiles.

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