Cuando me llamaron para trabajar como Secretario de Campo de la Asociación del
Sureste de California, fervientemente busqué al Señor por algo definido y útil,
para compartir con las iglesias, y después de mucho estudio y oración, fui
dirigido, a presentar la obra final de Dios a la luz del Mensaje a Laodicea.
Mientras más lo estudiaba y lo presentaba, más claro me parecía que este es un
mensaje definido para la iglesia remanente diseñado para despertarla a terminar
la obra.
Esta convicción se fortaleció más en mí por las declaraciones positivas del
Espíritu de Profecía de que justo antes de recibir la lluvia tardía el mensaje a
Laodicea sería revivido.
Me ayudó, en una obra que, personalmente, no veía mucha luz al principio en
emprenderla, la siguiente declaración del Espíritu de Profecía: “He aguardado
ansiosamente, esperando que Dios pusiera su Espíritu sobre algunos y los usara
como instrumentos de la justicia para despertar y poner en orden su iglesia.
Casi me he desesperado al ver año tras año mayor apartamiento de la sencillez
que, según lo que Dios me ha mostrado, debiera caracterizar la vida de quienes
le siguen.” – Testimonios para la Iglesia, Vol. 5, p. 622. (Joyas de los
Testimonios, tomo 2, pág. 279.)
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