martes, 14 de octubre de 2014

Seguir el ejemplo dado por los cuatro hebreos.

Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey... Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Daniel 1:13, 15.
“Aestos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y las ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino”. Daniel 1:17-20.
Este registro contiene mucho de importancia sobre el tema de la reforma pro salud. En la experiencia de los cuatro jóvenes hebreos se da una lección acerca de la necesidad de abstenerse de todos los licores embriagantes y de la complacencia del apetito pervertido. La posición que tomaron esos jóvenes hebreos fue vindicada, y al fin de los diez días se los encontró más hermosos y mucho mejor en conocimiento que todo el resto de los jóvenes a quienes estaba examinando el rey.
En nuestros días, el Señor se complacería si los que se están preparando para la futura vida inmortal siguieran el ejemplo de Daniel y sus compañeros al procurar mantener la fuerza del cuerpo y la claridad de la mente. Cuanto más cuidadosos aprendamos a ser al tratar nuestros cuerpos, más rápidamente seremos capaces de evitar los males que están en el mundo por causa de la concupiscencia... Preguntémonos: “¿Cuál es el propósito de la educación superior?” ¿No es que podamos estar en una recta relación con Dios? La prueba de toda educación debería ser: ¿Es conveniente para nosotros mantener nuestra mente fija sobre el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús?...
Debemos aprender cómo nivelar el trabajo hecho por el cerebro, los huesos y los músculos. Si usted pone a trabajar las facultades de la mente, recargándolas con cargas pesadas, mientras no hace ejercicio con sus músculos, ese proceder contará su historia tan seguramente como el sabio proceder de los jóvenes hebreos contó su historia. Los padres deberían seguir una conducta consistente en la educación de sus hijos. Debe enseñarse a nuestros jóvenes desde su misma niñez a ejercitar de una manera proporcionada el cuerpo y la mente.—The General Conference Bulletin, 30

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