No seas
sabio en
tu
propia
opinión;
teme a
Jehová y
apártate
del mal;
porque
será
medicina
a tu
cuerpo,
y
refrigerio
para tus
huesos.
Proverbios
3:7, 8.
Una
mente
contenta
y un
espíritu
alegre
son
salud
para el
cuerpo y
fortaleza
para el
alma. No
hay
causa de
enfermedad
tan
fructífera
como la
depresión,
la
lobreguez
y el
pesar.
La
depresión
mental
es
terrible...
El
aire,
esa
preciosa
bendición
del
cielo
que
todos
podemos
disfrutar,
nos
beneficiará
con su
influencia
bienhechora
si tan
sólo se
lo
permitimos.
Debemos
darle la
bienvenida
al aire,
cultivar
un
cariño
por él,
y nos
daremos
cuenta
de que
es un
bálsamo
precioso
para los
nervios.
El aire
debe
estar en
constante
circulación
para
mantenerse
puro. La
influencia
del aire
puro y
fresco
permite
que la
sangre
circule
saludablemente
a través
del
sistema.
Además
refresca
el
cuerpo y
promueve
la buena
salud.
Su
influencia
abarca
la mente
y le
imparte
cierto
grado de
compostura
y
serenidad.
El aire
puro
despierta
el
apetito,
permite
una
digestión
más
completa
de los
alimentos,
e induce
un sueño
más
sereno y
profundo.
Las
consecuencias
de vivir
en
habitaciones
cerradas
y mal
ventiladas
son
éstas:
el
organismo
se
debilita
y pierde
la
salud,
la
circulación
de la
sangre
se hace
más
lenta en
el
cuerpo
porque
no está
purificada
ni
vitalizada
por el
limpio y
vigorizante
aire del
cielo...
¿Cree
usted
que el
fin de
todas
las
cosas se
acerca,
que las
escenas
de la
historia
de esta
tierra
se están
cerrando
rápidamente?
Si es
así,
muestre
su fe
por sus
obras...
“La
fe sin
obras
está
muerta”.
Santiago
2:26.
Pocos
tienen
esa fe
genuina
que obra
por amor
y
purifica
el alma.
Pero
todos
los que
sean
contados
dignos
de la
vida
eterna
deben
obtener
una
idoneidad
moral
para esa
vida.
“Amados,
ahora
somos
hijos de
Dios, y
aún no
se ha
manifestado
lo que
hemos de
ser;
pero
sabemos
que
cuando
él se
manifieste,
seremos
semejantes
a él,
porque
le
veremos
como él
es. Y
todo
aquel
que
tiene
esta
esperanza
en él,
se
purifica
a sí
mismo,
así como
él es
puro”.
1 Juan
3:2, 3.
Esta es
la obra
que está
ante
usted, y
usted no
tendrá
demasiado
tiempo
extra si
se ocupa
en la
obra con
toda su
alma.—Testimonies
for the
Church
1:702-705
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