Ninguno tenga en poco tu juventud, sino
sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
1 Timoteo 4:12.
No hay uno en mil, casado o soltero, que se
dé cuenta de la importancia de tener pureza de
hábitos, para preservar la limpieza del cuerpo y
la pureza de pensamiento. La dolencia y la
enfermedad son el resultado seguro de la
desobediencia a las leyes de la naturaleza y del
descuido de las leyes de la vida y la salud.
Necesitamos preservar la casa en la cual
vivimos, para que pueda honrar a Dios que nos
redimió. Necesitamos saber cómo mantener en buen
estado la maquinaria viviente, para que nuestra
alma, nuestro cuerpo y nuestro espíritu puedan
estar consagrados a su servicio.
Como seres racionales somos lamentablemente
ignorantes del cuerpo y de sus necesidades.
Mientras las escuelas que hemos establecido se
han dedicado al estudio de la fisiología, no han
tomado la materia con esa energía resuelta con
la que debieran tomarla. No han practicado
inteligentemente lo que han recibido en
conocimiento. Y no se dan cuenta de que, a menos
que se practique eso, el cuerpo se deteriorará.
A pesar de toda la luz que brilla de las
Escrituras sobre este tema; a pesar de las
lecciones que tenemos en la historia de Daniel,
Sadrac, Mesac y Abed-nego; a pesar del resultado
de un régimen alimentario sencillo y saludable,
se hace poco caso de las lecciones escritas por
aquellos a quienes Dios inspiró. Generalmente se
descuidan los hábitos dietéticos de la gente;
hay un aumento del uso del tabaco, de las
bebidas alcohólicas y de sustentarse a base de
carne...
Ustedes son la propiedad del Señor, suyos por
creación y por redención. “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo”. Aquí se pone a la vista la ley
del respeto de sí mismo para la propiedad del
Señor. Y esto llevará a respetar las
obligaciones bajo las que está cada ser humano
para mantener en buen estado la maquinaria
viviente que está tan formidable y
maravillosamente hecha. Es necesario entender
esta maquinaria viva. Cada parte de su
maravilloso mecanismo debe ser estudiado
cuidadosamente. Debe practicarse la preservación
propia...
La transgresión de la ley física es la
transgresión de la ley de Dios. Nuestro Creador
es Jesucristo. Él es el Autor de nuestro ser. Él
ha creado la estructura humana. Él es el Autor
de las leyes físicas así como es el Autor de la
ley moral. Y el ser humano que es descuidado en
los hábitos y las prácticas que conciernen a su
vida y salud físicas, peca contra Dios.—The
Kress Collection, 45, 46.
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