jueves, 3 de octubre de 2024

Los sanatorios, centros de evangelización


En muchos lugares, hay almas que aún no han oído el mensaje. Por consiguiente, la obra médico misionera debe ser proseguida con más celo que nunca antes. Esta obra es la puerta por la cual la verdad debe entrar en las grandes ciudades, y se deben establecer sanatorios en diferentes lugares.

La obra que realizan los sanatorios es uno de los medios más eficaces para alcanzar a todas las clases sociales. Nuestros sanatorios son el brazo derecho del Evangelio; abren los caminos por los cuales la buena nueva de la sanidad mediante Cristo puede alcanzar a la humanidad doliente. En esas instituciones, los enfermos pueden aprender a encomendar sus casos al gran Médico, el cual cooperará en sus fervientes esfuerzos para recuperar la salud, trayéndoles la curación del alma así como la del cuerpo. Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha encomendado que continuemos la obra médico misionera que él empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en este sentido. Deben establecerse instituciones donde los enfermos, hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de drogas. Se me ha indicado que la obra que debe hacerse en relación con la reforma pro salud no debe demorarse. Por medio de esta obra alcanzaremos almas así en los caminos como en los vallados. Se me mostró muy especialmente que, por medio de nuestros sanatorios, muchas almas recibirán la verdad presente y la practicarán. En esas instituciones, se ha de enseñar a hombres y mujeres a cuidar sus cuerpos y a afirmarse en la fe. Debe enseñárseles lo que significa comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Cristo dijo: “Las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida.” Juan 6:63. Nuestros sanatorios deben ser escuelas donde se dé enseñanza en los ramos médico misioneros. Deben dar a las almas heridas por el pecado las hojas del árbol de vida, las cuales les devolverán la paz, la esperanza y la fe en Jesucristo. ¡Siga adelante la obra del Señor y progrese la obra médico misionera y la obra de educación! Estoy cierta de que lo que más necesitamos son obreros celosos, abnegados, inteligentes y capaces. La verdadera obra médico misionera debe estar representada en cada ciudad importante. Pregunten ahora muchos: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Hechos 9:6. Es propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la potencia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante, guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas las ocasiones para extender la obra de Dios. El Señor habla a todos los misioneros médicos, diciéndoles: Id hoy a mi viña para ganar almas. Dios oye las oraciones de todos aquellos que le buscan sinceramente. El posee el poder que todos necesitamos y llena los corazones de gozo, paz y santidad. Poco a poco, los caracteres se van formando. No podemos perder nuestro tiempo trabajando contra los planes de Dios. Algunos médicos, por haber estado relacionados con nuestros sanatorios, encuentran ventajoso establecerse en la proximidad de nuestras instituciones; cierran los ojos para no ver el vasto campo descuidado, inculto, donde un trabajo desinteresado reportaría bendiciones a muchos. Los misioneros médicos pueden ejercer una influencia ennoblecedora y santificadora. Los que no lo hacen así, abusan de sus facultades; el Señor repudia su trabajo.

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