jueves, 11 de diciembre de 2014

El Patriarca ortodoxo de Georgia pide a los padres educar en la fe a sus hijos para que comprendan la raíz de la crisis moral de la sociedad

El Patriarca Ortodoxo de Georgia, Elías II, ha asegurado que los cambios sociales nunca pueden ir en la dirección correcta si no media una renovación espiritual basada en la fidelidad al evangelio. En ese sentido, el patriarca advierte del papel importantísimo que juegan los padres en la educación de sus hijos y lamenta que en muchos casos olviden que lo esencial es educarles en la de cristiana.
NO SUSTITUYE A LA LEY


¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la . ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. (Rom. 6: 15).

La sofistería de Satanás consiste en hacer creer que la muerte de Cristo trajo la gracia que reemplazó a la ley. La muerte de Cristo no cambia o anula o debilita en el menor grado la ley de los Diez Mandamientos. Esa preciosa gracia ofrecida al hombre medio de la sangre de Cristo, establece la ley de Dios. Desde la caída del hombre, el gobierno moral de Dios y su gracia son inseparables. Van de la mano a través de todas las dispensaciones.-FCV 91.

El Evangelio del Nuevo Testamento no es la norma rebajada del Antiguo para ponerla a nivel del pecador y salvarlo en sus pecados. Dios requiere obediencia de todos sus súbditos, obediencia total a todos sus mandamientos.-SDABC6 1072.

Jesús fue tentado en todo como nosotros, para que pudiera saber cómo socorrer a los que son tentados. Su vida es nuestro ejemplo. Muestra por su obediencia voluntaria que el hombre puede guardar la ley de Dios y que la transgresión de la ley, no la obediencia a ella, lo somete a servidumbre. . .

El hombre que ha deshecho la imagen de Dios en su alma mediante una vida corrompida, no puede efectuar un cambio radical en sí mismo mediante el mero esfuerzo humano. Debe aceptar las provisiones del Evangelio; debe. Reconciliarse con Dios por medio de la obediencia a su ley y la fe en Jesucristo. De allí en adelante su vida será gobernada por un nuevo principio. . . Debe afrontar el espejo, la ley de Dios, distinguir los defectos de su carácter moral, y poner de lado sus pecados, lavando las vestimentas de su carácter en la sangre del Cordero. . .

La influencia de una esperanza evangélica no inducirá al pecador a considerar la salvación de Cristo como un asunto de libre gracia, mientras continúa viviendo en transgresión a la ley de Dios. Cuando la luz de la verdad amanezca en su mente y entienda plenamente los requerimientos de la ley de Dios y comprenda la amplitud de sus transgresiones, reformará sus caminos, llegará a ser leal a Dios por medio de la fortaleza obtenida de su Salvador, y vivirá una vida pura y nueva.-T4 295.145

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