Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está 
dispuesto, pero la carne es débil. Marcos 14:38.
Los que 
profesan tener nueva luz, que aseveran ser reformadores, ejercerán gran 
influencia sobre ciertas personas que reconocen las herejías de la época actual 
y no están satisfechas con la condición espiritual que existe en las iglesias. 
Con corazón veraz y sincero, desean ver un cambio hacia lo mejor, elevarse a una 
norma superior. Si los fieles siervos de Cristo les presentasen la verdad en su 
forma pura y sin adulteración, estas personas la aceptarían y se purificarían 
obedeciéndola. Pero Satanás, que vela siempre, sigue el rastro de estas almas 
investigadoras. Se les presenta alguien que hace una alta profesión de fe, como 
Satanás cuando fue a Cristo disfrazado de ángel de luz, y las atrae aún más 
lejos de la senda recta... El mundo está contaminado por sus habitantes. Casi 
han colmado la medida de su iniquidad; pero lo que atraerá la retribución más 
grave es la práctica de la iniquidad bajo el manto de la piedad. El Redentor del 
mundo no despreció nunca el verdadero arrepentimiento, por grande que fuera la 
culpa; pero lanzó ardientes denuncias contra los fariseos y los hipócritas. Hay 
más esperanza para el que peca abiertamente que para esta clase de personas...
Este 
hombre [un pseudo reformador] y los engañados por él no aman la verdad sino que 
se deleitan en la injusticia. ¿Y qué engaño más grande podría venir sobre ellos, 
que creer que no hay nada que ofenda a Dios en el libertinaje y el adulterio?... 
Pablo le escribe a Tito de los que “profesan conocer a Dios, pero con los hechos 
lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena 
obra”. Tito 1:16... En esta época de corrupción, cuando nuestro adversario... 
ronda como león rugiente buscando a quien devorar, veo la necesidad de elevar mi 
voz en amonestación: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”. Mateo 
26:41. Son muchos los que poseen talentos brillantes y que los dedican 
impíamente al servicio de Satanás... Muchos de ellos albergan pensamientos 
impuros, imaginaciones profanas, deseos no santificados y bajas pasiones. Dios 
aborrece el fruto que lleva un árbol tal. Los ángeles, puros y santos, miran la 
conducta de los tales con aborrecimiento, mientras Satanás se regocija.
¡Ojalá 
que los hombres y las mujeres considerasen lo único que pueden ganar al 
transgredir la ley de Dios! En cualquier circunstancia, la transgresión deshonra 
a Dios y resulta en una maldición para la humanidad. Debemos considerarla así, 
por hermoso que sea su disfraz y cualquiera sea la persona que la 
cometa.—Testimonies for the Church 5:144-146. Ver Joyas de los Testimonios 2:36, 
37. 
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