lunes, 1 de diciembre de 2014

En el cráter de un volcán




Si algo está demostrando el Papa Francisco, tanto en sus medidas intraeclesiales como en sus intervenciones 'ad extra', es su absoluta carencia de miedo y su capacidad de agarrar el toro por los cuernos. En menos de una semana le ha cantado las cuarenta a Europa en su memorable discurso al Parlamento, ha afrontado personalmente y sin tapujo un caso español de pederastia, y ha aterrizado en el vértice mismo de la mayor confrontación geopolítica y religiosa que divide al mundo: la frontera del nuevo califato, la versióm más violenta del islam.

Ya fue calificado de «alto riesgo» el viaje de su predecesor Benedicto XVI a Turquía en 2006, que a su vez seguía las huellas de Pablo VI y Juan Pablo II en su diálogo ecuménico. A la siempre delicada situación que es para un Papa visitar un país con un 97% de musulmanes en su mayoría suníes y poco más de 30.000 católicos que no obtienen pleno reconocimiento institucional, puente estratégico entre Asia y Europa, se suma ahora su implicación en una lucha en la ciudad kurda de Kobane, en la frontera con Siria, con los yihadistas del Estado Islámico, sus matanzas, provocaciones y la dramática situación de un millón de refugiados sirios.http://www.elmundo.es/internacional/2014/11/30/5479f096268e3e021f8b4575.html

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